Antiguamente, la clase aristocrática dedicaba su tiempo libre a aprender, de aquí la relación entre ‘escuela’ y ‘ocio’.
Cuando el aprendizaje y el deleite se dan la mano, el avance es rápido.
Cuando el aprendizaje es forzado y no hay deleite, el avance es lento.
Escuelas hay muchas: algunas enseñan a entender y acumular conocimientos, otros enseñan a vivir.
El sistema ha olvidado qué es vivir y, por eso, las escuelas de vida se tienen que buscar fuera del sistema.
De pequeños nadie nos enseñó a vivir en plenitud, simplemente hemos aprendido a sobrevivir.
En la escuela nos enseñaban matemáticas, ciencias, historia, lenguas y demás, pero nadie nos enseñó a atrapar el momento presente.
En la escuela nos animaban a estudiar para aprobar los exámenes pero nadie nos enseñó a gestionar la esfera emocional cuando suspendiamos.
Las escuelas de vida nos enseñan a reconectarnos a nuestra parte más esencial y, por lo tanto, su función es muy elevada.
En todas las épocas siempre ha habido escuelas de vida: el antiguo Egipto, la antigua Grecia, en la época Medieval, etc., etc.
Esto es debido a que siempre han existido personas inquietas que se han formulado preguntas cómo:
“¿Que es la vida?”, “¿Quién soy yo?” o “¿Que hago aquí?”
Una escuela de vida es un tesoro que sólo se valora cuando, de verdad, hemos aprendido a vivir.
Fuente: http://sergi-perez.com/pensaments/mot-a-mot-ii/
Sergi Pérez
Reflexiones
Cuando el aprendizaje y el deleite se dan la mano, el avance es rápido.
Cuando el aprendizaje es forzado y no hay deleite, el avance es lento.
Escuelas hay muchas: algunas enseñan a entender y acumular conocimientos, otros enseñan a vivir.
El sistema ha olvidado qué es vivir y, por eso, las escuelas de vida se tienen que buscar fuera del sistema.
De pequeños nadie nos enseñó a vivir en plenitud, simplemente hemos aprendido a sobrevivir.
En la escuela nos enseñaban matemáticas, ciencias, historia, lenguas y demás, pero nadie nos enseñó a atrapar el momento presente.
En la escuela nos animaban a estudiar para aprobar los exámenes pero nadie nos enseñó a gestionar la esfera emocional cuando suspendiamos.
Las escuelas de vida nos enseñan a reconectarnos a nuestra parte más esencial y, por lo tanto, su función es muy elevada.
En todas las épocas siempre ha habido escuelas de vida: el antiguo Egipto, la antigua Grecia, en la época Medieval, etc., etc.
Esto es debido a que siempre han existido personas inquietas que se han formulado preguntas cómo:
“¿Que es la vida?”, “¿Quién soy yo?” o “¿Que hago aquí?”
Una escuela de vida es un tesoro que sólo se valora cuando, de verdad, hemos aprendido a vivir.
Fuente: http://sergi-perez.com/pensaments/mot-a-mot-ii/
Sergi Pérez
Reflexiones