UN TRASTORNO POSTERIOR A LA INVENCIÓN DEL FÁRMACO
A diferencia del común de enfermedades o trastornos, en el caso del TDAH surgió primero el medicamento, MFD, y después se hizo la nosología de la enfermedad. Inti Vega, médico del Programa de Bioética Médica dela Usach, comenta que “la aplicación del fármaco produce el criterio diagnóstico, validándose así la idea de un trastorno a partir del efecto del MFD. El remedio funciona en sanos y enfermos. Si lo tomo durante un mes voy a tener una funcionalidad distinta, al igual que los niños diagnosticados con TDAH”.
“La sobremedicación de los niños representa una de las últimas fronteras mercantiles traspasadas”- agrega Jara. Y todo indica que en las últimas décadas ha sido un buen negocio: A fines de noviembre de 2012 la multinacional Pfizer compró NextWave Pharmaceuticals, farmacéutica especializada en el desarrollo y comercialización de productos para TDAH, como el recién desarrollado Quillivant XR (clorhidrato de MFD), la primera suspensión oral líquida de este fármaco.
Andrés Garrido, Licenciado en Medicina e Interno dela Usach, comenta que “en el proceso de creación de enfermedades y de marketing de estas, es capital primero la creación de la molécula que probablemente no tenga ninguna aplicación práctica al momento de su descubrimiento. Luego la usan y se dan cuenta que tiene un efecto sobre el estado de concentración de niños”.
“El MFD como razemato de anfetamina tiene un efecto estimulante, no es un depresor. Entonces los tipos de preguntan ¿dónde opera esta cuestión? Suponen que es activando los centros de la inhibición cerebral y luego desarrollan una hipótesis etiológica de una condición sindromática, que es el TDAH, que es una condición sindromática: Cumple criterios de que el niño se mueve mucho, es desatento, es desafiante y así se diagnostica. A partir de esos datos los tipos teorizan y concluyen que lo que le pasa a este niño es explicado por una disfunción de los centros inhibitorios de la conducta. No es el proceso inverso, en el que los científicos descubran una condición objetivable mediante exámenes o imágenes y busquen un fármaco. En el caso del TDAH la cosa ocurre al revés: primero surgió el fármaco y después la enfermedad”- agrega Garrido.
Lo que antes eran niños inquietos hoy es una pandemia. En EE.UU. se diagnostica TDAH al 15% de los niños en edad escolar y unas 2,7 millones de personas son recetadas con Ritalín o sus derivados; en Inglaterra una investigación de The Guardian reveló que las prescripciones de MFD se han cuadruplicado en apenas una década; en Israel el periódico Haaretz acusa un crecimiento de 76% en el año 2010; y en Holanda se medica al 33% de la población infantil.
En Chile para este añola Cenabastlicitó la compra de 5.647.200 dosis de 10 Mg. de MFD. Si comparamos con la compra de Ibuprofeno (25.652.267 dosis), se estima que el MFD requerido es un quinto del remedio más usado. Y eso que por Cenabast sólo pasa el 47% de los insumos hospitalarios.
La Importaciónde MFD a Chile pasó de 24,2 kilos en2000 a297,4 kls. en 2011. Durante el 2012 se diagnosticó a 28.095 estudiantes con TDAH. Si el año 2012 se compraron 133.430 cajas de 30 comprimidos, gastándose $196.142.100; en 2011 fueron 174.536 cajas a un costo de $413.650.320.
AHORA LOS ADULTOS
Las últimas tendencias de la industria farmacéutica es ampliar el TDAH a los adultos y la población penal. “El TDAH está siendo crecientemente reconocido como un trastorno que afecta toda la vida; un alto porcentaje de los niños con TDAH mantiene esta condición en la edad adulta”- acusa el neurobiólogo y director del Centro Interdisciplinario en Neurociencia de la PontificiaUniversidadCatólica de Chile, Francisco Aboitiz[ii].Para el psiquiatra Jorge Barros, “la persistencia de este cuadro en la vida adulta es cercana al 50%, la prevalencia en adultos debe ser cercana al 2%”[iii]. A Juicio de Barros “hay algunos indicios clínicos que ayudan a sospecharlo. El desinterés por la lectura, en pacientes con antecedentes de un adecuado desarrollo académico, debe motivar la sospecha de TDAH”[iv].
En reciente estudio de la revista ‘New England Journal of Medicine’ y realizado por investigadores británicos y suecos, afirma que el comportamiento criminal en adultos diagnosticados con TDAH se reduce drásticamente cuando toman medicamentos como el MFD. A partir de una muestra de 25.000 personas, afirman que el fármaco ayuda a sus usuarios a concentrarse y disminuyó el número de delitos a un tercio[v]. Paul Lichtenstein, del Instituto Karolinska en Suecia, sugiere “alentar a más enfermos de TDAH que tomar medicamentos podría ayudar a reducir la delincuencia”.
Joaquín, pedagogo que trabaja en programa de una comuna pudiente con infractores de ley menores de edad cuenta que también se acostumbra a usar el MFD como terapia. Su tarea es entregar el MFD a menores que han robado, sorprendidos usando drogas o con episodios de violencia familiar.
Hay 60 niños en el Programa, quienes están en promedio de tiempo unos 8 meses. Joaquín cuenta que “desde 1º Básico los están medicando, concentrándose las cifras en IIIº Básico, cuando tienen 9 años. Tengo a mi cargo un niño de 11 años que toma 3 pastillas al día”.
Joaquín cuenta que desde hace 3 años el control con pastillas llegó para quedarse. “Está totalmente validado entre los profesionales, sobre todo los de salud mental. Luego los papás terminan aprobándolo”- comenta.
Las resistencias a la medicación provienen de los niños mayores, quienes son más críticos al tratamiento. “No lo aceptan –cuenta Joaquín- hay mucho rechazo de los niños desde que te dicen quedo ahuevonado, me da sueño, ni me dan ganas de escribir o no se las toman: las toman con la mano y las dejan caer por la manga o las esconden entre los dedos”.
El profesional aún recuerda el caso de un chico que rechazó el tratamiento y el psiquiatra decidió dejarlo fuera del programa, pese a que adhirió yendo a clases. “No me gusta darle pastillas. Siento que no les están entregando herramientas y se disfraza la solución. Se les dice que con la pastilla se les va a solucionar el problema y ellos mismos dicen que no es la solución. Me dicen: ‘si voy a quedar ahuevonado es mejor fumarse un pito. Voy a quedar igual y eso es natural’ o dicen ‘si no me las tomo soy el mismo de antes’”.