Bienvenido al blog, aquí encontrarás terapias y alternativas a la medicación para niños hiperactivos. Porque no todos los niños hiperactivos son TDAH.

La finalidad de este blog es dar a conocer mi experiencia como madre, mi día a día alternativo.


Por mucho que mediquemos si el diagnóstico es erróneo, es decir no hay un problema neuronal sino un problema de visión, de oído, de estrés, de alimentación no adecuada o de lateralidad cruzada, lo único que haremos es empeorar a nuestros hijos. Porque el problema de fondo continuará.

Entra, lee, mira, escucha y dame si te apetece tu opinión y sobre todo tus consejos.


martes, 11 de marzo de 2014

La escuela

Antiguamente, la clase aristocrática dedicaba su tiempo libre a aprender, de aquí la relación entre ‘escuela’ y ‘ocio’.

Cuando el aprendizaje y el deleite se dan la mano, el avance es rápido.

Cuando el aprendizaje es forzado y no hay deleite, el avance es lento.

Escuelas hay muchas: algunas enseñan a entender y acumular conocimientos, otros enseñan a vivir.

El sistema ha olvidado qué es vivir y, por eso, las escuelas de vida se tienen que buscar fuera del sistema.

De pequeños nadie nos enseñó a vivir en plenitud, simplemente hemos aprendido a sobrevivir.

En la escuela nos enseñaban matemáticas, ciencias, historia, lenguas y demás, pero nadie nos enseñó a atrapar el momento presente.

En la escuela nos animaban a estudiar para aprobar los exámenes pero nadie nos enseñó a gestionar la esfera emocional cuando suspendiamos.

Las escuelas de vida nos enseñan a reconectarnos a nuestra parte más esencial y, por lo tanto, su función es muy elevada.

En todas las épocas siempre ha habido escuelas de vida: el antiguo Egipto, la antigua Grecia, en la época Medieval, etc., etc.

Esto es debido a que siempre han existido personas inquietas que se han formulado preguntas cómo: 
“¿Que es la vida?”, “¿Quién soy yo?” o “¿Que hago aquí?”

Una escuela de vida es un tesoro que sólo se valora cuando, de verdad, hemos aprendido a vivir.

Fuente: http://sergi-perez.com/pensaments/mot-a-mot-ii/

Sergi Pérez
Reflexiones

2 comentarios:

  1. Soy madre de tres niñas. Mi segunda hija tuvo un embarazo traumático, pensaban que moriría. Finalmente nació prematura y permaneció bastantes semanas en una incubadora de la UCI con respiración asistida. Después se saltó las etapas de suelo (reptado y gateo) ya que le regalamos un andador con 7 meses pensando que así podría moverse por la casa y explorarlo todo.
    Ahora lo veo todo claro pero cuando comenzaron los problemas yo no sabía que el embarazo y los primeros meses de la vida de ella habían sido decisivos en su desarrollo.
    Sus primeros problemas se manifestaron en el lenguaje. Con 3 años casi no hablaba y lo que decía no se le entendía apenas. La llevamos al pediatra y nos dijo que era pronto, que dejásemos que madurara, que se arreglaría solo. En el cole también la valoraron y nos dijeron lo mismo, que esperásemos. Pero nosotros sabíamos que algo no iba bien ya que nuestra primera hija a los 2 años hablaba mucho mejor que ella. Además era emocionalmente muy insegura y bastante torpe al moverse. A los 4 años fuimos al otorrino para que valorara su audición y era perfecta, luego nos mandaron al foniatra que dijo que tenía dislalia y nos derivó al logopeda 1 hora a la semana durante 2 años. Mejoró un poco pero seguíamos sin comprender bien lo que nos decía. La niña empezó a ir mal en el cole, confundía las letras en los dictados, invertía los números, se saltaba las líneas al leer, no distinguía la derecha de la izquierda y seguía siendo muy infantil para su edad. No sabíamos qué hacer, no queríamos esperar más pero ni la foniatra, ni la logopeda ni el pediatra nos ayudaban.
    Buscando en internet dimos con ESTIMULARE ALMERÏA. Cuando Rafael Díaz evaluó a la niña durante 5 horas interminables y nos dijo que tenía un trastornos del procesamiento auditivo, una lateralidad no definida y 5 reflejos primitivos retenidos entre otras cosas, respiramos aliviados. Está mal el decirlo pero sabíamos que la niña tenía algo y el resto del mundo nos tomaba por locos.
    Enseguida empezamos con la terapia. Nuestra hija ha hecho Tomatis, la terapia rítmica interactiva y estamos con la terapia de movimientos rítmicos. Además Rafael nos aconsejó que visitáramos primero de todo a un osteópata craneosacral y antes de la terapia de movimientos rítmicos nos dijo que fuésemos a un optómetra comportamental. Lo bueno de este centro es que te miran a la niña de arriba a abajo y te dicen dónde debes acudir porque están al tanto de las terapias que mejor te pueden ayudar.
    Lo primero que hemos notado es que ha aprendido a decir que no y tuvo la etapa de rabieta que no había tenido con 3 años lo que le ha supuesto un gran avance en lo emocional. Estaba más tranquila, dormía mejor y se le entendía más al hablar. Se relacionaba mejor con sus compañeros. La niña ha afianzado su lateralidad diestra y ya escribe mejor. En los dictados ya no confunde los fonemas f y k, o los t y p, ha empezado a discriminarlos.
    Lo más importante es que ella ha mejorado su autoestima porque se creía que era tonta. Recuerdo cuando Rafael le dijo un día ¿Cuántas veces has pensado que eras tonta? Y la niña se echó a llorar. Ahora es una niña feliz que, aunque le queda todavía mucho camino por delante, siente que es capaz de cualquier cosa que se proponga.
    Espero que este testimonio les sirva a otros padres que como nosotros se sienten incomprendidos por el sistema sanitario y educativo tan rígido que tenemos.
    Gracias ESTIMULARE

    Carmen Díaz

    ResponderEliminar
  2. Todos los comentarios creo que son muy útiles tanto para quie se encuentra con circunstancias en la vida como quien no, ya que le permite estar atento y precavido. Soy maestra de educación fisica y de un tiempo a esta parte, viendo el alumnado que cada dia tiene más dificultades, carencias, torpezas, situaciones...
    Estoy mirando, analizando, leyendo, observando y sigo investigando y creo que por mi parte la psicomotricidad puede ayudar muchísimo, leo testimonios, ideas, métodos, terapias... un sin fin y me lleno de alegría, sabiendo que puedo evitar o modificar transtornos o conductas, trabajando con el movimiento, el cual muchas veces se considera poco importante por su carácter divertido. Asique en mis manos está ayudar.... un saludo y ánimo¡¡

    ResponderEliminar