Bienvenido al blog, aquí encontrarás terapias y alternativas a la medicación para niños hiperactivos. Porque no todos los niños hiperactivos son TDAH.

La finalidad de este blog es dar a conocer mi experiencia como madre, mi día a día alternativo.


Por mucho que mediquemos si el diagnóstico es erróneo, es decir no hay un problema neuronal sino un problema de visión, de oído, de estrés, de alimentación no adecuada o de lateralidad cruzada, lo único que haremos es empeorar a nuestros hijos. Porque el problema de fondo continuará.

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sábado, 15 de junio de 2013

Nuevos síndromes que sufren los niños en la actualidad

LOS CAMBIOS SOCIALES, EL ESTRÉS, LA TECNOLOGÍA, LA TELEVISIÓN Y LOS NUEVOS MODELOS DE CONVIVENCIA HAN PROVOCADO CONFLICTOS FAMILIARES QUE AFECTAN A LA EDUCACIÓN DE LOS MÁS PEQUEÑOS.

¿Sufre su hijo alguno de estos síndromes? 

Niños de llave 
En España unos 350.000 menores entre 6 y 14 años pasan las tardes solos en casa y 70.000 cenan sin sus padres. 
Síntomas: Los padres no están en casa cuando los niños llegan del colegio. Son la “generación llave” y desde pequeños la llevan colgada al cuello. No tienen nadie que les riña o controle si meriendan o hacen los deberes, pero tampoco nadie que les ayude ni a quien contar sus problemas o sus logros. Diagnóstico: Se acostumbran a estar solos y hacer lo que quieren, por lo que cuando están con sus padres no obedecen y cuando crecen es difícil que acepten la autoridad. 
¿Qué hacer? Sustituir cantidad por calidad. Aunque se esté cansado hay que preguntar a los hijos como han pasado el día e interesarse por sus deberes. Hacer planes juntos los fines de semana.  

Peter Pan 
Muchos padres han pasado del autoritarismo a la sobreprotección y al “miedo al trauma” si se les riñe o castiga. 
Síntomas: Los niños no se responsabilizan de sus actos, no saben enfrentarse a los problemas y buscan que otros los solucionen. No son autosuficientes, suelen tener una personalidad débil y dudas a la hora de tomar decisiones. Diagnóstico: Cuando crecen tardan en irse de casa y son inmaduros emocionalmente. Cuando son adultos no se sienten con capacidad de asumir responsabilidades. 
¿Qué hacer? Hay que ayudar a los hijos a que sean autónomos, dándoles responsabilidades acordes con su edad, estimularles y confiar en ellos.  

Puerta giratoria Algunos padres intentan llevar con normalidad un divorcio y presentan a sus nuevas parejas a los hijos al inicio de la relación 
Síntomas: Los niños se acostumbran a ver entrar y salir de sus vidas a novios y novias, como en una puerta giratoria en la que uno entra y otro sale. 
Diagnóstico: Los hijos se distancian emocionalmente y no crean lazos afectivos. No quieren encariñarse por saben que tarde o temprano esa persona desaparecerá de su vida. La falta de estabilidad puede afectarles en su vida afectiva adulta. ¿Qué hacer? No involucrar a las parejas de los padres en la vida del niño mientras no sean una relación estable. Mantener firme la relación del menor con el padre y la madre para darle estabilidad.  

Niños lo quiero todo 
A pesar de la crisis, los niños de hoy en día se han criado en la abundancia. Síntomas: Ya no heredan ropa de los hermanos sino que estrenan todo y tienen más juegos de los que puedan utilizar. 
Diagnóstico: Son incapaces de posponer sus apetencias, lo quieren todo y lo quieren “ya“ y si no lo tienen se enfadan. Cuando consiguen algo les deja de interesar. No diferencian entre lo que les apetece y lo que necesitan y no valoran las cosas. 
¿Qué hacer? Dosificar regalos y no compensar con objetos la falta de cariño o tiempo. Hacerles que compartan lo que tienen con otros niños. Cuando pidan un capricho hacer que colaboren con su paga en la compra, para que sepan el valor del dinero.  

Estrés temprano 
Colegio, futbol, inglés, música… Muchos niños realizan tantas actividades “programadas” que no tienen tiempo libre para jugar. 
Síntomas: Suelen estar irritables, cansados y duermen mal. Su jornada puede llegar a ser más estresante que la de cualquier trabajador. 
Diagnóstico: Muchos padres le apuntan a clases para que no estén en casa solos pero los niños se sienten asfixiados y sufren porque temen no estar a la altura de lo que se espera de ellos. 
¿Qué hacer? Escoger bien las actividades. Compaginar las que son educativas, como los idiomas, con las que realmente les guste. Dejarles tiempo libre para jugar.  

Síndrome del emperador 
Hoy los hijos son los reyes de la casa. La vida de toda la familia  gira en torno a ellos y son los que deciden que se come, donde se va de vacaciones y cuando y cómo se hacen las cosas. 
Síntomas: Son niños que están acostumbrados a hacer su voluntad y cuando no les dan lo que piden se enrabietan.
Diagnóstico: Si se acostumbran a ser el centro, cuando crece y la familia es sustituida por amigos que no se pliegan a sus deseos, no saben cómo hacer frente a la nueva situación y se frustran. A corto plazo son felices pero se vuelven egoístas y pueden tener problemas de socialización.
¿Qué hacer? Es importante que el niño se sienta querido y seguro pero también tiene que aprender a aceptar las cosas que no le gustan. El “no” también les ayuda a crecer. 

Incomunicación
Nunca los niños se han comunicado tanto con gente que apenas conocen y tan poco con su entorno.Síntomas: En el coche ya no se canta ni se juega, ahora cada uno está enganchado a su videoconsola y a la hora de la comida la televisión ha sustituido al diálogo.
Diagnóstico: La falta de diálogo impide saber lo que piensan, cómo se sienten o si necesitan algo.
¿Qué hacer? Favorecer el contacto social y limitar las horas de televisión y ordenador. Favorecer las actividades al aire libre con propuestas atractivas. Aprovechar las comidas para hablar y contar como les ha ido el día. A veces los adultos damos malos ejemplos y preferimos ver las noticias a hablar en familia.  Pero además, los padres también tienen sus propios síntomas. 

El más común es el de: Padres cansados
Los padres también tienen sus propios “síndromes”. Familia y trabajo no son siempre fáciles de compaginar. Síntomas: Se sienten culpables y se consideran malos padres porque creen que no están cuidando o educando bien a sus hijos. El poco tiempo que están con sus hijos lo intentan compensar con regalos o consintiéndoles más de lo que deberían.
Diagnóstico: Tienen un elevado sentimiento de culpa. Saben que deberían poner límites a sus hijos pero no saben hacerlo.
¿Qué hacer? No intentar ser perfectos. El cariño, la disciplina y la comunicación son las mejores herramientas para educar.




1 comentario:

  1. Me parece tan necesario y bien escrito todo que no puedo dejar de compartir estas palabras.

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