Carta anónima de un niño deportista a su padre
PADRE, ¿QUE ESTÁS HACIENDO?
No se como decírtelo. Seguramente crees que lo haces por mi bien pero no puedo evitar sentirme extraño, molesto, mal.
Me regalaste un pelota cuando empezaba a andar. Todavía no iba a la escuela cuando me apuntaste a fútbol.
Me gusta entrenar durante la semana, hacer bromas con mis compañeros y jugar el fin de semana como lo hacen los grandes. Pero cuando tú vienes a los partidos, … no lo sé. No es como antes. No me das un golpecito en la espalda ni me invitas a tomar algo. Vas a las gradas pensando que todos son enemigos. Insultas a los árbitros, a los entrenadores, a los jugadores y a los otros padres. No lo entiendo. ¿Por qué has cambiado ?
Creo que sólo sufres y no lo entiendo. Me dices que soy el mejor, que mis compañeros no son nada a mi lado, que quién diga otra cosa se equivoca, que sólo es importante ganar. Este entrenador de quien dices que es un inepto es mi amigo. Es quien me ha enseñado a jugar y a divertirme jugando.
El compañero que el otro día jugó en mi lugar, ¿te recuerdas? Si, padre, aquel que estuviste criticando todo el día y de quién dijiste que no servía “ni para traerme la bolsa”. Sabes, este chico va a mi clase. El lunes no podía ni mirarlo a la cara de vergüenza.
No quiero decepcionarte. A veces pienso que no tengo suficiente calidad, que no llegaré a ser profesional y a ganar dinero como tú querrías. Me presionas demasiado.
Incluso he pensado en dejar de jugar, pero… me gusta tanto !
Padre, por favor, no me obligues a decirte que no vengas más a verme jugar.
Un hijo anónimo
Fuente: http://jocnetesport.cat/295/
PADRE, ¿QUE ESTÁS HACIENDO?
No se como decírtelo. Seguramente crees que lo haces por mi bien pero no puedo evitar sentirme extraño, molesto, mal.
Me regalaste un pelota cuando empezaba a andar. Todavía no iba a la escuela cuando me apuntaste a fútbol.
Me gusta entrenar durante la semana, hacer bromas con mis compañeros y jugar el fin de semana como lo hacen los grandes. Pero cuando tú vienes a los partidos, … no lo sé. No es como antes. No me das un golpecito en la espalda ni me invitas a tomar algo. Vas a las gradas pensando que todos son enemigos. Insultas a los árbitros, a los entrenadores, a los jugadores y a los otros padres. No lo entiendo. ¿Por qué has cambiado ?
Creo que sólo sufres y no lo entiendo. Me dices que soy el mejor, que mis compañeros no son nada a mi lado, que quién diga otra cosa se equivoca, que sólo es importante ganar. Este entrenador de quien dices que es un inepto es mi amigo. Es quien me ha enseñado a jugar y a divertirme jugando.
El compañero que el otro día jugó en mi lugar, ¿te recuerdas? Si, padre, aquel que estuviste criticando todo el día y de quién dijiste que no servía “ni para traerme la bolsa”. Sabes, este chico va a mi clase. El lunes no podía ni mirarlo a la cara de vergüenza.
No quiero decepcionarte. A veces pienso que no tengo suficiente calidad, que no llegaré a ser profesional y a ganar dinero como tú querrías. Me presionas demasiado.
Incluso he pensado en dejar de jugar, pero… me gusta tanto !
Padre, por favor, no me obligues a decirte que no vengas más a verme jugar.
Un hijo anónimo
Fuente: http://jocnetesport.cat/295/
esto pasa demasiado en muchas familias, que gran erros, ojalá se dieran cuenta esos padres que quieren vivir a través de los hijos sin respetar su ritmo, su tiempo y su deseo.
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