Bienvenido al blog, aquí encontrarás terapias y alternativas a la medicación para niños hiperactivos. Porque no todos los niños hiperactivos son TDAH.

La finalidad de este blog es dar a conocer mi experiencia como madre, mi día a día alternativo.


Por mucho que mediquemos si el diagnóstico es erróneo, es decir no hay un problema neuronal sino un problema de visión, de oído, de estrés, de alimentación no adecuada o de lateralidad cruzada, lo único que haremos es empeorar a nuestros hijos. Porque el problema de fondo continuará.

Entra, lee, mira, escucha y dame si te apetece tu opinión y sobre todo tus consejos.


sábado, 24 de noviembre de 2012

La infancia empastillada, Juan Pundik

Cuenta Gillian Lynne que de pequeña, en el colegio informaron a sus padres que su hija no paraba quieta, molestaba la concentración de sus compañeros en sus tareas y no acababa nunca las suyas, que debía padecer de algún trastorno y que debían consultar al pediatra. El pediatra que la conocía desde su nacimiento conversó con ella, la examinó y les informó a sus padres que su hija no padecía trastorno alguno, que le apasionaba el baile, que quería ser bailarina, que la llevaran a una escuela de danza. Aún no habían inventado el DSM ni el TDAH. “Mi madre siguió la indicación y entré en una escuela de baile. Era un sitio extraordinario. Allí nadie se estaba quieto, todos estaban en movimiento permanente. Acabé graduándome en la Royal Ballet School. Fundé la Gillian Lynne Dance Company, me encontré con Andrew Lloyd Weber el cual me eligió como coreógrafa. Juntos hemos sido responsables de algunas de las producciones más exitosas del teatro musical internacional como Cats y El Fantasma de la Ópera”

“Su hijo sufre de trastorno por déficit de atención con hiperactividad, nunca llegará a concentrarse en nada", le predijo la maestra a Deborah Pehlps, la madre del deportista olímpico más exitoso de todos los tiempos. Michael, corría enloquecido en torno a la piscina pidiendo aprender a nadar. La respuesta de sus maestros fue dura: “Imposible. Michael Phelps no es capaz de calmarse, de estar en silencio ni de concentrarse en nada.” Lo obligaron a medicarse con Ritalina, el metilfenidato, una superanfetamina.

Afortunadamente Phelps se rebeló, pidió dejarlo para dedicarse y concentrarse en la natación. Aquel niño, estigmatizado por sus maestros, acusado por correr, saltar y no leer más de dos párrafos sin perder la concentración es hoy el dominador absoluto de ese deporte clave que es la natación.
Atiendo consulta desde la mañana hasta la noche, dirijo una escuela de psicoanalistas, superviso el trabajo de mis alumnos, publico un periódico, libros, artículos, participo y organizo jornadas y congresos, doy conferencias y cursos, mantengo una vida familiar y social regular, disfruto de fines de semana, viajes y vacaciones y vivo rodeado de amigos y colegas que mantienen actividades comparables a las mías. Me recuerdo en este tipo de dinámica hiperactiva desde que tengo uso de razón. Hoy quizás me hubieran diagnosticado de niño TDA/TDAH, me hubieran medicado y me hubieran convertido en una persona estúpidamente normal. Me recuerdo como un niño hiperactivo, un joven hiperactivo y un adulto hiperactivo. Hoy a mis 75 años soy un señor mayor hiperactivo. Los hiperactivos hemos sido en toda la historia los que hemos ayudado a progresar a la humanidad.

Recuerdo la historia de un niño inglés que a comienzos del siglo pasado no soportaba estar quieto en clase, se levantaba del asiento y se escapaba a correr por los jardines del colegio, no solía atender a sus profesores, no se sometía muy pacíficamente a sus indicaciones y no solía cumplir con sus tareas escolares, por lo cual solía ser castigado físicamente, siguiendo las rígidas normas de la disciplina inglesa. De adulto su lucidez, su entereza y su valentía nos salvó a todos de perecer bajo las garras del nazismo. Se llamaba Winston Churchill. Gracias Churchill por habernos salvado, por haber salvado al mundo del nazismo y haber liderado el camino de la democracia en el mundo. Tuvimos la inmensa fortuna de que en su época no hubieran inventado aún la Ritalina, Rubifén, Concerta, Strattera, Intuniv, Medikinet y otros nombres bajo los cuales se disfraza la cocaína pediátrica.

Albert Einstein fue diagnosticado por su pediatra de retrasado mental. Su escolaridad fue un fracaso total. Es lentísimo y no consigue memorizar nada, no entiende de reglas y no obedece órdenes. A Honorato de Balzac lo expulsan del colegio, Charles Darwin fue un alumno muy mediocre que abominaba de la escolaridad, Gustave Flaubert siendo niño, fue calificado de pasivo e inestable, Paul Cézanne consigue aprobar el bachillerato de milagro y en una repesca final, Alexander Graham Bell, el inventor de la telefonía, detestaba el colegio y en lugar de concurrir se dedicaba a pasear, Thomas Edison, el inventor de la bombilla eléctrica y del cine, su madre se ve obligado a retirarlo del colegio acusado de ser inestable y desordenado, Claude Debussy, el eximio compositor musical, nunca concurrió al colegio. A Pablo Picasso la asistenta tenía que llevarlo al colegio a rastras, no atendía a los maestros y se pasaba las clases dibujando palomas y toros, no permanecía en su asiento y es permanentemente castigado, encerrado en un cuarto oscuro. Charlie Chaplin, huérfano, fue castigado físicamente hasta escapar del orfanato a los 9 años. El poeta Jean Cocteau fue un mal alumno, acusado de ser nervioso y distraído. Walt Disney fue considerado un mal alumno que no atendía en clase y se dedicaba en cambio a dibujar. Salvador Dalí abomina del colegio, no atiende en clase y se dedica a dibujar. John Lennon suspendía todas las asignaturas, no atendía en clase, se dedicaba a dibujar y componer canciones.

La sociedad neoliberal globalizada necesita evaluarnos y cuantificarnos en nuestros actos, nuestras conductas, nuestros discursos, nuestros pensamientos y padecimientos. Para ello nada mejor que aprovechar las nomenclaturas clasificatorias del DSM, la biblia de los psiquiatras y de los psicólogos cognitivo-conductuales, e irlas ampliando continuamente para responder al surgimiento continuo de fenómenos que aún no estén contemplados en las mismas. El objetivo del DSM de abarcar todo fenómeno es explícito y así lo establece en su presentación en la que especifica textualmente que: “Es imposible que la nomenclatura diagnóstica abarque cualquier situación posible. Por este motivo, cada clase de diagnóstico cuenta por lo menos con una categoría no especificada y algunas clases en particular incluyen varias categorías no especificadas”. Supongo que con el muy probable objetivo de que ninguna conducta humana escape a la posibilidad de ser diagnosticada, tratada y medicada.

Este abordaje permite a la “falsa ciencia” prescindir de toda singularidad y borrar toda la subjetividad del individuo sometiéndolo a un cuestionario “para todos”, en el que debe limitarse a hacer cruces en casilleros, para luego pretender definir la generalización de su padecimiento indicando por ejemplo: siempre, frecuentemente, a veces, nunca. Cuestionario para cuya lectura no se requiere de sujeto alguno, ya que la puede efectuar el propio programa del ordenador. El sujeto es transformado así en objeto para ser diagnosticado, e incluso medicado, por otro objeto: el ordenador. El objetivo de la “falsa ciencia” al servicio del poder es la eliminación de la subjetividad. El sujeto es transformado en objeto destinado a ser diagnosticado, clasificado y medicado por otro objeto.

Lisa Cosgrove, psicóloga de la Universidad de Massachussets, y Sheldon Krimsky, profesor en la Universidad Tufts, realizaron un estudio publicado bajo el título de Nexos Financieros entre los Miembros del Panel del DSM-IV y la Industria Farmacéutica. El estudio reveló que todos los “expertos” del panel sobre trastornos de la personalidad del DSM, sin excepción alguna, estaban a sueldo de la industria farmacéutica. Y que en 2003 la industria farmacéutica le había pagado a la revista de la American Psychiatric Association 7,5 millones de dólares en concepto de publicidad, y que esa cantidad había sido incrementada en un 22% hasta llegar a la suma de 9,1 millones de dólares en 2004 y en esa misma proporción se ha ido incrementando hasta hoy día.

No existe un enfoque psicoanalítico del TDA/TDAH por cuanto los psicoanalistas consideramos que ese diagnóstico carece de seriedad, de existencia y de validez. Es un cómodo saco descriptivo en el que caben todas las conductas habituales de cada uno de nosotros. En mi libro El niño hiperactivo incluyo los cuestionarios más habituales que se utilizan para establecer este diagnóstico y puede comprobarse que quien, por sus respuestas, no pueda ser incluido por déficit de atención puede entonces ser diagnosticado de hiperactivo. Esta posición psicoanalítica ha provocado las campañas, pagadas por la industria farmacéutica, calificándonos a nosotros de profesionales no acreditados y activistas antimedicación . Gran parte de los psicoanalistas no nos sometemos a la inconsistencia de las rígidas pautas del DSM-IV y en cambio intentamos escuchar la versión de los padres y el discurso del niño y observamos sus formas de comportarse, a partir de lo cual intentamos descifrar el porque el niño puede tener ciertas manifestaciones.

No consideramos válidas las clasificaciones y etiquetas totalitarias masificadoras que pretenden imponernos la neurobiología, la psiquiatría y las terapias cognitivo conductuales.

Según denuncia el British Medical Journal, la publicación médica oficial británica, todos los procesos normales de la vida, el nacimiento, el envejecimiento, la sexualidad, la infelicidad y la muerte pueden someterse a permanente medicación (British Medical Journal nº 324. Londres 2002). En inglés este fenómeno ha recibido el nombre de disease mongering que en castellano podría traducirse como “tráfico de enfermedades”, la invención de enfermedades inexistentes para ser medicadas con sustancias inocuas o aún peor, nocivas El cansancio, el mal humor, la desgana, la falta de concentración, la timidez, la inapetencia sexual, la impaciencia, las dificultades para relacionarse con la gente, las crisis familiares y religiosas, internet, las consolas, la play station pueden recibir una descripción terminológicamente médica y ser diagnosticadas como enfermedades para las cuales hay indicación del correspondiente fármaco. Este es el objetivo del DSM-IV y de uno de sus inventos: el TDA/TDAH.

Es hora de profundizar y aumentar la denuncia de estos fraudes y mentiras que incrementan desmesuradamente las ganancias de la industria farmacéutica y sus cómplices a expensas de la salud, la vida y la economía de la población en su conjunto. Lo hacen, por ejemplo, mediante la administración y consumo masivo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, para incrementar los niveles equilibrados de presencia activa de serotonina en las sinapsis de las áreas neuronales implicadas. Los estudios e investigaciones realizados indican que lo que determina naturalmente desde su inicio los niveles equilibrados de presencia activa de serotonina es una infancia serena, equilibrada, atendida y estimulada. Durante ese período el cerebro tiene plasticidad. Las neuronas se conectan unas a otras en parte por influjo de la serotonina. Su disminución incrementa los niveles de ansiedad, angustia o estrés desde la infancia. Y también incrementa la posibilidad de que esta angustia se exteriorice a través de todas las manifestaciones sintomáticas que se pretenden suprimir luego artificialmente mediante esas drogas, como lo son Rubifén (Ritalina), Concerta, Strattera, Intuniv, Medikinet y ahora también Prozac.
La falta de escrúpulos de muchos funcionarios y de muchos médicos no tiene límites. El prospecto, que incluye el envase de Rubifen, la Ritalina, confeccionado por el laboratorio que lo fabrica,  indica como posibles efectos secundarios: sequedad de boca, vértigo, dolor de cabeza, insomnio, náuseas, nerviosismo, palpitaciones, reacciones cutáneas y alteraciones de la presión arterial. Según algunos estudios, puede llegar a producir la muerte súbita del niño. Un dechado de virtudes. El mismo prospecto indica que no debe administrarse a niños menores de 6 años y advierte a su vez de que su uso puede generar dependencia de tipo anfetamínico.

Está comprobado que el Prozac afecta prácticamente todos los sistemas del organismo: nervioso, digestivo, respiratorio, cardiovascular, músculos y huesos, urogenital, piel y apéndices. Sus efectos secundarios incluyen sobre todo alteraciones de la visión, palpitaciones, manía/hipomanía, temblores, síntomas gripales, arritmia cardiaca, dolores de espalda, urticaria, sudores, náuseas, diarrea, dolores abdominales y pérdida del deseo sexual. Entre sus efectos menos corrientes se encuentran el comportamiento antisocial, visión doble, pérdidas de memoria, cataratas o glaucoma, asma, artritis, osteoporosis, sangrado estomacal, inflamación renal e impotencia, aunque muy rara vez también produce “sueños anormales, agitación, convulsiones, delirios y euforia. Durante la retirada del fármaco se requiere una cuidadosa supervisión, ya que se pueden descubrir casos de depresión grave, así como los efectos del exceso de actividad crónica”. Hay numerosos informes sobre casos de suicidio tras la retirada del fármaco (Journal of The American Academy of Children & Adolescent Psychiatry, 1987; 26: 56-64).

El malestar del ser humano es señal de alarma de su psiquismo de que hay algo de lo emocional que debe afrontar y resolver y que se manifiesta como ansiedad, angustia, depresión y estrés, en sus diferentes denominaciones, y es lo que provoca la disminución de la presencia activa de serotonina, dopamina y noradrenalina que son reguladores de una extensa gama de funciones psíquicas y orgánicas que influye en el sueño, en los estados de ánimo, las emociones, los estados depresivos, todo tipo de desequilibrios mentales, el funcionamiento vascular, el de las vísceras y los músculos, la frecuencia del latido cardíaco y la secreción de hormonas, por ejemplo la del crecimiento y las relacionadas con la sexualidad y con la identidad sexual. La propuesta del psicoanálisis es dirigirse a las causas de la ansiedad, angustia o estrés, lo cual permite que puedan volver a restablecerse niveles normales de presencia activa de serotonina, dopamina y noradrenalina. Intentar resolverlo recetando las mencionadas drogas equivale a intentar eliminar el miedo con un inhibidor de adrenalina. Sería un auténtic delirio. El diagnóstico del TDAH y medicar esta inventada enfermedad con Rubifen, Concerta, Strattera, Intuniv, Medikinet o antidepresivos es también un siniestro delirio.
A raíz de la aprobación del Prozac para la infancia fui citado al Parlamento Europeo porque denuncié ante él a la Comisión Europea, a su presidente José Manuel Durao Barroso y a la Agencia Europea del Medicamento por corruptelas y falta de transparencia. La Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo abrió con mi denuncia un expediente y me recibió en el Europarlamento en Bruselas en un careo con los representantes de la Comisión Europea, tal como lo describo en mis libros Prozac y La vida medicada.

Mi lucha es también una lucha política cuyo objetivo es fortalecer un movimiento ciudadano que pretende que no se drogue a los niños con fluoxetina, ni con paroxetina, ni con metilfenidato, ni con ninguna sustancia que pueda producirles más riesgos y más reacciones adversas que beneficios comprobados. Nos queda el recurso de la desobediencia civil. La crianza amorosa de los hijos, la estimulación temprana, la paciencia, la actividad lúdica, el campo, el mar y la montaña, la luz del sol, la actividad deportiva y la ingestión de alimentos sanos que estimulan la natural producción de la serotonina, dopamina y noradrenalina indispensables para una buena calidad de vida y para la formación de nuevas neuronas, con más eficacia que con la ingestión de medicinas y sin ninguno de los graves síntomas adversos que estos provocan. Debemos tener claridad que lo que necesitan nuestros hijos es amor. Todo esto y más aún es lo que lo que he intentado transmitir publicando mi libro El niño hiperactivo, déficit de atención y fracaso escolar.






2 comentarios:

  1. Hola Juan
    Estuve leyendo lo que dices acerca de los niños superactivos.
    Te felicito. Es lo más lúcido y honesto que alguna vez escuché a UN PSICOANALISTA, un psicólogo o psiquatra respecto al tema. Hay una cantidad de enfermedades de nombres inventados, es decir falsas enfermedades, diseñada por los fabricantes de las drogas "supuestamente curativas de esa falsa enfermedad". Estas, como otras tantas, en realidad son un negocio multimillonario. Me doy cuenta que tú lo sabes. Eso significa que eres un ser humano muy honesto y ético, que realmente ama a los niños y quiere ayudar. Tengo muchos datos respecto a estos temas. Por separado te enviaré algo. Dice una cita: "La mejor terapia para un niño es amor y comprensión en el corazón". Lucía

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  2. Excelente nota, es lo que trato como psicoanalista de trabajar con los padres.,. Susana

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