La Asociación Americana de Psiquiatría ha modificado por primera en vez en 20 años su manual de diagnósticos mentales.
El llamado Trastorno de Desregulación Disruptiva del Estado de Ánimo (DMDD, en sus siglas en inglés) con el cual se diagnosticará a niños que «exhiben episodios frecuentes de irritabilidad y arrebatos de conducta durante tres o más veces a la semana durante más de un año». Esta definición ha causado amplia controversia porque, según explica, podría desembocar en el diagnóstico y medicación de los berrinches de los niños. En cambio, la APA afirma que con este nuevo término se espera combatir el potencial error de diagnosticar a los niños con trastorno bipolar y tratarlos innecesariamente con potentes medicamentos.
Os dejo aquí una entrevista de CNN a la doctora Claudia M. Gold es pediatra y autora del libro "Tener en cuenta a tu hijo: superar los desafíos, berrinches y otros
problemas de conducta viendo el mundo desde los ojos de tu niño".
Muchos pensaron que la inclusión de la palabra “humor” convertiría a los berrinches, una parte normal y saludable del desarrollo, en un trastorno. Entonces ¿la nueva etiqueta significa una mejora? Creo que toda la discusión es un error. Desvía nuestras energías para encarar el problema real, que es que no hay suficiente atención de salud mental o apoyo a la comunidad para los padres que están luchando por criar a las próximas generaciones.
La Asociación Americana de Psiquiatría afirma que un niño debe tener 6 años para recibir el diagnóstico de este padecimiento. Espero que los médicos respeten este aspecto del diagnóstico, sin embargo, ese no ha sido el caso con el trastorno bipolar pediátrico.
A menudo, los padres de niños de apenas 18 meses vienen a mi consultorio de pediatría con la pregunta: “¿Tiene trastorno bipolar?”. Un estudio de la Universidad de Columbia demostró que la prescripción de antipsicóticos atípicos, comúnmente utilizados para tratar este trastorno, a niños de entre dos y cinco años de edad, se duplicó de 2000 a 2007.
El DMDD fue creado para detener la creciente ola de diagnósticos de trastorno bipolar en los niños. Pero me temo que esta etiqueta tendrá la misma suerte, ya que los médicos se sienten impotentes frente a estas familias jóvenes con problemas.
Para la mayoría de los niños diagnosticados con alguna variación de desregulación del temperamento (que en realidad no importa cómo lo llames: ése es el problema de fondo), el problema comenzó mucho antes de los 6 años.
Por esta razón, en lugar de dedicar enormes cantidades de tiempo a decidir cómo llamar esto tenemos que mirar de cerca el origen de estos problemas y enfocar nuestra atención y recursos en la intervención temprana.
Éste es un caso típico de “desregulación disruptiva del temperamento” que he visto en mi práctica de pediatría del comportamiento en edades de seis o superiores. A menudo, el embarazo fue muy estresante. Puede que haya habido ansiedad, depresión, abuso o abandono. Existe evidencia de que el estrés durante el embarazo tiene efectos sobre la capacidad del bebé para la autoregulación y se asocia con problemas de conducta durante la infancia.
La infancia es similarmente descrita como estresante. Las madres me cuentan de bebés que lloran todo el tiempo y son difíciles de alimentar. Hablan de una terrible depresión y sentimientos de estar completamente solas. Tener un bebé muy difícil de cuidar puede provocar sentimientos de insuficiencia y privación severa de sueño, los cuales pueden exacerbar una depresión preexistente.
Entrar a la niñez temprana, una etapa que en circunstancias normales es desafiante ya que los niños se esfuerzan por hacer valer sus identidades emergentes, puede ser una pesadilla cuando el niño ya tiene dificultades con la autoregulación. Estos niños a menudo tienen mayor sensibilidad sensorial. Se descompensan en el supermercado, cuando están abrumados por todos los sonidos y las imágenes. Ponerles ropa puede ser un calvario cuando no soportan la sensación de las mangas de la camisa, las etiquetas o las arrugas de los calcetines.
La educación preescolar es igualmente tensa. Puede que los niños tengan una ansiedad de separación grave, que se asocia comúnmente con años de conflicto y lucha entre padres e hijos. Los niños a menudo tienen dificultades con el espacio personal, otra manifestación de las dificultades de procesamiento sensorial. El comportamiento explosivo visto en el hogar puede aumentar en el salón de clases.
Puede que los padres describan un conflicto marital terrible. O que las madres estén criando a un niño por su cuenta. No es raro que las madres y los padres hayan experimentado traumas significativos en su propia infancia.
Una discusión más amplia de lo que es llamado “desregulación del temperamento” a los seis años o más está completamente fuera de lugar.
Estos niños ciertamente no son “normales”, como se menciona a menudo como la alternativa para darles un diagnóstico. Ellos y sus familias están sufriendo terriblemente. Pero ponerles una etiqueta no logrará nada. Sólo facilita cobrar por los servicios de salud y, peor aún, justificar el uso de potentes medicamentos psiquiátricos en lugar de tratar la causa subyacente.
Sonia, me parece muy cierto lo que dices, mi hijita tiene este comportamiento desde que nación, y reconozco que aveces no la sé comprender porque quiero tratarla como en mi concepto de "normalidad" es, pero aveces no se como contenerla sin tampoco caer dejarme manipular. El embarazo fue tranquilo aunque si hubo episodios de disgustos, decepción y miedo Tiene tres años y medio y quiero ayudarla. Es una niña sumamente inteligente, a veces muy dulce y simpática, pero caprichosa y con explosiones muy fuertes que le causan mucha ansiedad y miedo cuando ya no sabe como para y yo también caigo en la desesperación. Recomiendame Algo por favor!!! como te contacto en privado?
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