Bienvenido al blog, aquí encontrarás terapias y alternativas a la medicación para niños hiperactivos. Porque no todos los niños hiperactivos son TDAH.

La finalidad de este blog es dar a conocer mi experiencia como madre, mi día a día alternativo.


Por mucho que mediquemos si el diagnóstico es erróneo, es decir no hay un problema neuronal sino un problema de visión, de oído, de estrés, de alimentación no adecuada o de lateralidad cruzada, lo único que haremos es empeorar a nuestros hijos. Porque el problema de fondo continuará.

Entra, lee, mira, escucha y dame si te apetece tu opinión y sobre todo tus consejos.


viernes, 2 de marzo de 2012

Consejos sobre alimentación e hiperactividad

 Utiliza alimentos frescos y prepáralos siempre en casa. De este modo, evitarás el consumo de aditivos y otras toxinas habituales en los alimentos procesados o precocinados. Haz una alimentación sana para toda la familia. Los niños pequeños pueden comer lo mismo que los adultos; tan solo, aparta sus raciones para evitar añadirles los condimentos que se añaden con frecuencia a la comida de los adultos.

Las vitaminas del grupo B son importantes en casos de estrés. Se encuentra principalmente en el arroz integral, levadura de cerveza y verduras de hoja verde.

Algunos niños con déficit de atención pueden tener niveles altos de plomo o cobre. Los alimentos ricos en vitamina C le ayudarán a eliminar estas toxinas. Dale, por tanto, cítricos.

La falta de hierro se ha asociado a problemas de atención y de memoria. Si un test de sangre señala la existencia de falta de hierro, una cucharada al día de melaza residual (mira la etiqueta para asegurarte de que no contenga azufre) es una forma natural de aportar hierro.

El triptófano estimula la producción de serotonina, que es un producto químico que produce una sensación de calma. Lo encontrarás en productos a base de soja, cereales integrales, yogurt natural y pollo y pavo de origen ecológico. Si el niño/a tiene problemas para dormir, asegúrate de introducir estos alimentos en sus cenas.

Cualquier persona con sensibilidades alimenticias, debe beber una cantidad apropiada de agua. El agua ayuda a eliminar toxinas y es necesaria para el correcto funcionamiento del cuerpo. Los niños mayores de diez años, deben beber un vaso de agua cada dos horas. Los niños más pequeños, medio vaso cada dos horas.

Para asegurarte de que los niveles de glucosa en sangre son adecuados, evita los azúcares simples y los carbohidratos refinados. Procura que el pan o la pasta sean integrales y dale proteínas de calidad, como pollo, pavo, pescado, legumbres y frutos secos. Trata de incluir verduras con las comidas, pues hacen más lenta la liberación de glucosa en sangre.

Asegúrate de que no se salte el desayuno, pues establece el equilibrio bioquímico para el resto del día.

Sirve regularmente alimentos ricos en ácidos grasos esenciales, que favorecen el adecuado funcionamiento del cerebro, como salmón, caballa, trucha, mero, nueces, almendras y semillas de lino (una o dos cucharaditas al día para los niños).

Determina si existe algún alimento al que tu hijo/a sea alérgico o intolerante. Los principales son los productos lácteos, el trigo, el maíz, el chocolate, los cacahuetes, los cítricos, la soja, los colorantes y los conservantes.

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