Estudios revelaron que muchos de los trastornos relacionados con el déficit de atención y la hiperactividad tendrían parte de su origen en una disfunción en la metabolización de determinados alimentos. Qué incluir y qué descartar de la dieta.
Investigaciones médicas recientes del área del neurometabolismo descubrieron que la mayoría de los casos de niños con cuadros de déficit de atención, de hiperactividad y otros trastornos severos generalizados en el desarrollo, se deberían a problemas en el proceso digestivo de los alimentos.
Los síntomas que se pueden advertir sobre la existencia de este fenómeno son los siguientes:
• falta de concentración,
• distracción generalizada,
• problemas en la memoria e
• incapacidades en la planificación y ejecución de las tareas cotidianas.
Paralelamente a estos síntomas “perceptibles”, estos niños suelen manifestar una serie de trastornos fisiológicos que en muchos casos están relacionados con la mencionada disfunción del sistema metabólico:
• dificultades para dormir,
• ansiedad,
• depresión,
• alergias en la piel,
• constipación,
• dolores musculares, articulares y de cabeza,
• bruxismo (rechinar de dientes y muelas),
• mal aliento,
• olor muy fuerte en los esfínteres; entre los más comunes.
Ante cuadros de estas características, lo más recomendable es eliminar transitoriamente los alimentos que presentan mayor dificultad al sistema digestivo para ser metabolizados. Los grupos de alimentos más proclives a generar cuadros clínicos, son los lácteos y las harinas, pero como cada organismo es diferente, puede que sean otros los componentes que estén generando la intolerancia alimentaria.
A través del test Alcat, que a partir de una muestra de sangre detecta la reacción del organismo ante 150 alimentos, aditivos o conservantes habituales en nuestra dieta, puede elaborarse un plan de alimentación personalizado que ayude a mejorar los trastornos relacionados con el déficit de atención.
En una primera instancia, se procede a una dieta restrictiva de los alimentos que llevaron a ese cuadro; lo cual manifiesta una mejoría de los síntomas, pero no erradica el problema, ya que el tratamiento deberá ser integral, no solamente en lo nutricional, sino complementándolo con tratamientos biológicos, psicológicos, sensoriales, educacionales, etc …)
Por: licenciada María Cecilia Ponce (MN 3362), nutricionista de Laboratorio ALCAT Argentina
No hay comentarios:
Publicar un comentario